Escribir es, además de terapia, la oportunidad de reparar en silencio las heridas. Es dialogar amablemente con aquello que ya se fue y debemos despedir de forma grata. Agradecer porque estuvieron, despedirlos con amor ahora que ya partieron. La vida es un viaje. En ese viaje vamos cargando maletas. Entre menos carguemos, mejor. Cargar maletas de resentimientos, rencores, odios, deseos de venganza, maldiciones: nos impide avanzar.
Finalmente, cuando morimos, nada nos llevamos. Todo aquí se queda. Demos, mientras vivamos, lo mejor de nosotros mismos. Que cuando tengamos que partir, y nos encontremos en nuestro último aliento de vida, podamos decir: Misión cumplida.
O como dijo el poeta: "Amé, fui amado, el sol acarició mi faz./ ¡Vida, nada me debes, vida, estamos en paz!"
Como dijo el poeta: “Temprano
levantó la muerte el vuelo/temprano madrugó la madrugada…”. Temprano también
nos dieron la noticia de tu temprana
ausencia. ¿Qué le digo a mi yo niño cuando
pregunte por ti? ¿En qué rincón del alma podré guardar tantos hermosos recuerdos que me dejaste?
Admiré
siempre tu nobleza y bondad. Reconocí siempre tu habilidad musical. Aplaudí el
detalle que tuviste de acompañar a tu abuelita
Chepinita a la misa y tocar. Ella, y todos, te vamos a extrañar.
Porque fuiste un niño y joven bueno. Y los hombres y mujeres buenos nunca mueren.
No mueren porque viven en nosotros.
Yo te voy a recordar con la flor de tu sonrisa. Tan llena de luz, de amor, de bondad, de nobleza, de todo. Yo te voy a
guardar en mi corazón que hoy está roto. Y sin duda, se rompió para que en él
quepan más corazones. Yo te voy a llevar como bandera y les hablaré
de ti a mis alumnos.
Y entrarás conmigo
a las aulas de la secundaria y la universidad para que desde ahí ejerzas
tu carrera que tanto soñaste
alcanzar y el destino truncó.
Tú me acompañarás en este viaje de la vida. Y no iremos
sólo nosotros dos, nos acompañan muchos otros seres
de luz que ya se adelantaron en el camino,
pero al igual
que tú, tenían
muchas ganas de vivir. Y haremos equipo
para apoyarnos unos a otros y dejar este mundo mejor de cómo lo encontramos.
Cantarás canciones y escribirás poemas. Contaremos cuentos
y escribirás tu Diario para registrar en él tu día a día.
El mundo está necesitado de personas nobles y buenas como tú. Por eso no puedes
morir. Serás el co- director de
teatro de la próxima pastorela de la Casa de la Misión. Serás mi consejero en
momentos difíciles y juntos, tomaremos la mejor decisión.
Los seres de luz no mueren.
En todo caso,
se transforman en estrellas para darnos luz. Los hombres
somos seres de luz y cuando respiramos, también
respiramos luz. Somos, como dijo el poeta, polvo de estrellas viajando por el universo y, de pronto, aquí nos tocó
coincidir. Aquí nos tocó aprender de ti. Gracias por ese regalo de luz que siempre
fuiste.
Todos te vamos a extrañar
cuando miremos tu silla vacía, tus libros en silencio, tu mochila en un rincón.
Pero también entenderemos que ya no estás aquí, porque
te has trasladado a nuestro
corazón. Ahí habitas,
ahí estás y nosotros
te vamos a cuidar. Buen viaje en la nueva dimensión en que te encuentres.
Trasciende, crece, sigue siendo ser de luz.
Si para nosotros, tu ausencia ha sido difícil,
para tus papás y hermanitos, es más. Yo te animo a que hables con Dios y le pidas permiso para poderte despedir
de ellos.
Diles, platícales, que las despedidas son dolorosas y que, además,
no estaba en tus planes
marcharte a tan corta edad. Que tú soñabas darles a ellos la
alegría de verte realizado en un gran profesor que contribuye a la formación
académica de tantos
niños que te esperaban ya.
Nosotros, Beto, querido Beto, siempre te vamos a amar. Para nosotros sigues
vivo y tu obra siempre
la vamos a honrar.
Se despide de ti, tu tío Manuel, que hoy tiene
su corazón roto para que en él quepan muchos,
muchos hermosos corazones, como el bello y joven corazón tuyo que ahora vive en mí.
Lunes 12 de febrero 2024.
Ayer ya no me pude levantar. Lo vivido el día sábado
me sacudió y mis fuerzas
dejaron de estar
en mí.
Hoy, con más ánimos, te comento
que en el velorio vi a tus compañeros de la Escuela Normal que te formaba. Caminaban
de prisa y, como dice el poeta,
sus ojos locos,
entre tantos rostros
y miradas, esperaban
encontrarte.
Te buscaban. No pude platicar con ellos y con ellas, pero habrá tiempo y te podré contar lo mucho que te quisieron y te amaban.
Hoy, en nombre
tuyo, les digo:
“A seguir, la vida sigue,
compañeros, camaradas”.
Tu tío Manuel,
que te quiere, que te extraña.
Pd: Mi corazón
les abraza, familia.
Toluca México, Santiago
Tlacotepec a 11 de septiembre del 2024
Carta de despedida
Hola papá:
Soy yo, tu niña y princesa. La
niña de ocho años. Esa niña que quiere decirte muchas cosas. Y una, de tantas, es que me disculpes de todo lo que llegué a
hacer mal. Perdóname, como yo lo hice contigo.
Yo no te tengo ningún rencor o enojo. Al contrario, tengo buenas cosas
de ti que me hacen recordarte con mucho cariño.
Dicen que soy como tú, una persona increíble. Que hace reír a la gente, a pesar de haber tenido un día gris. Que no es rencorosa. Me dicen, quienes
nos conocen, que cada vez me parezco
más a ti. Esto me hace sentir
bien, sobre todo, feliz.
¿Por qué? Porque así, sé que soy como mi papá.
Gracias por todo, porque si no fuera por ti, no podría
ser lo que me has enseñado ser.
Gracias por estar ahí, siempre. Nunca voy a
olvidarme de esos lugares que tú y yo
preferimos y que me hacen recordarte. Eres un papá que no se cansaba de decirme que me esforzara y que si caía me
levantara y siguiera y no me
rindiera.
Aunque cometiste errores, aun así, te quiero.
Y lo seguiré haciendo.
En esta carta te dedico todo lo que fue esa
niña, de tan sólo ocho años que no pudo despedirse
de ti. Que no pudimos despedirnos. Recuerdo cuando me dijiste
que si algún día te olvidaba, mirara a la luna, porque tú siempre estarías ahí, aunque las nubes la tapen, ahí estará
tu papá.
Y agregaste: Y si yo tiendo a olvidarte, miraré al sol para recordarme
a mí mismo que tú eres la personita más brillante y luminosa de la tierra.
Te extraño mucho papá. Ya no estás conmigo,
pero siento que estás. Te has ido a una dimensión donde no te alcanzan mis manos, pero sí mi corazón. No te digo adios, sino , hasta luego.
Espérame. Algún día nos volveremos a ver.
Se despide de ti tu personita, tu niña, tu princesa.
Atentamente
Tu hija
Karla Stefhany Cuevas Ascencio
Toluca, México a 11 de septiembre de 2024.
CARTA A MI PAPÁ
Papá: Quiero agradecerte por todo lo que has hecho
por mí. Eres el mejor hombre. Fuiste y serás el mejor papá que
Dios me dio. Gracias por estar en los momentos
más difíciles para mí. Por nunca dejarme sola. Agradezco todo el esfuerzo que hiciste por mí. Por todo el
amor que me diste día con día. Papá, eres mi héroe,
mi ejemplo a seguir, mi razón para salir adelante.
Te extraño papá.
Sé que ya no estás con nosotros, pero guardo en mi corazón
cada lección, cada momento feliz y cada abrazo que compartíamos. Tu partida me
enseñó que el amor trasciende la distancia y el tiempo.
Hay algo que tengo muy claro en la vida y es que recordaré
el amor incondicional que me brindaste hasta el último latido de tu corazón.
Te fuiste
y la vida tuvo que seguir, pero cada logro y cada lágrima llevan tu nombre
grabado en mi alma. Aunque ya no estás físicamente, tu amor sigue vivo
en mi corazón. Cuánto te extraño
tu abrazo papá. Cierro los ojos y me abrazo
con fuerza.
Siento
el amor y el calor de tu abrazo a mi alrededor. Siempre has sido mi mayor fan y aunque ya no puedas animar mis
victorias en persona, estoy segura de que estás ahí en alguna
parte animando y aplaudiendo en el cielo nocturno.
Sé que aplaudes cada uno de mis logros. Eres como una
estrella brillante en el cielo
nocturno. Cuando más necesito de ti, voy a la ventana, miro al cielo y encuentro
la estrella que más brilla.
Yo sé que esa estrella
es mi papá. El destino
nos separó, pero el amor nos unió más allá de la muerte. Te amo. Siempre
te amaré.
Te extraño mucho, papá.
Tu hija que te quiere
Diana Noemí
Romero Coyuca
Toluca Estado de México a 10de septiembre
del 2024
Querida abuelita Cata:
Te escribo esta carta para hacer lo que no pude antes,
despedirme de ti.
Ya han pasado seis años de tu partida. Jamás te olvidaré pues tú me regalaste maravillosos y hermosos
momentos. Aún no puedo creer que te hayas ido sin avisar.
Recuerdo muy bien ese día, llamaron a mí papá y le dijeron que habías fallecido. Fue muy doloroso
para todos nosotros.
Recuerdo cuando nos sentábamos y nos poníamos
a platicar. También viene a mi memoria cuando me comprabas
mi yogurt y platicábamos horas y horas. Aun no entiendo cómo te pudiste marchar
de este mundo. Yo sé que ya no estás físicamente conmigo, pero si estás en el fondo de mi corazón.
Espero algún día poder reencontrarnos y
así contarte todo lo que me ha pasado. Tantas cosas que he vivido, entre otras, mi ingreso a la secundaria, y que tú ya no viste. Tengo tantas cosas que contarte
abuelita hermosa.
Con cariño,
Mónica Pineda Mendoza
PD: Te extraño abu.
Toluca, México, a 13 de septiembre de 2024.
Querido abue:
Hoy me encuentro escribiéndote esta carta con un profundo
dolor en el corazón, porque sé que ya
no estás físicamente a nuestro lado. Aunque siento tu ausencia de una manera
inmensa, también sé que en algún lugar
mejor estás descansando en paz.
Las palabras
no son suficientes para expresar
lo mucho que te extraño
y lo importante que fuiste en mi vida. Tu presencia siempre fue
sinónimo de amor, protección y
sabiduría. Recuerdo cada momento compartido contigo con una sonrisa en mi rostro, porque sé que siempre estuviste
ahí, apoyándome y guiándome en cada paso que daba.
Me
enseñaste tantas cosas con tu ejemplo de vida, tu bondad y tu generosidad. Siempre estaré agradecida por todo lo que me enseñaste y por el amor incondicional que siempre me brindaste.
Aunque
ya no estés físicamente presente, sé que tu espíritu seguirá guiándome, inspirándome y protegiéndome desde el cielo.
Siempre llevaré tu recuerdo en mi corazón
y nunca te olvidaré.
Descansa en paz, abuelito querido.
Te extraño y te amo con todo mi ser.
Con cariño y amor:
María José Hernández Arriaga
Santiago Tlacotepec, Toluca, México. 19 de septiembre de 2024.
Querido abuelo Ángel:
No tengo la fuerza suficiente para expresar el dolor de tu pérdida,
de ese momento en que tu tiempo en este mundo llegó a su fin. Cada vez
que pienso en ti, un nudo se forma en
mi garganta, pero los años pasan y el tiempo
sigue su curso. No tengo nada que reprocharte, pero te extraño profundamente. Todos los momentos que viví
contigo fueron los más hermosos. El instante se desvanece, pero nosotros lo revivimos una y otra vez en nuestros recuerdos.
Me
pesa mucho no haber podido despedirme de ti. Sé que no fue culpa mía, tu muerte no era esperada.
Cómo desearía poder verte una vez más. Aunque el tiempo que compartimos fue breve,
dejaste una marca imborrable en mí. Tus enseñanzas no serán en vano. Entiendo
que, desde que te fuiste,
nada ha vuelto a ser lo mismo.
Tu chispa era la que llenaba de color la vida.
Todavía recuerdo los regaños que me
dabas cada vez que me portaba mal, cuando me decías que debía frenar
mi mal comportamiento. Extraño todo de ti. Tu ausencia
ha sido lo que más me ha afectado en la vida. Me golpeó en el punto más profundo y frágil de mi corazón,
el corazón de un niño pequeño. Me
consuela saber que ahora estás en un lugar mejor, lleno de paz, donde podrás
ser feliz y ser tú mismo, como siempre fuiste.
Atentamente
Ángel Gabriel Moreno
Romero
(tu nieto)
Santiago Tlacotepec, Toluca, México, a 21 de septiembre de 2024
Querido Bigotes:
Te escribo esto para decirte algo que no dije en tu partida. Quiero
decirte que no puedo aún superar tu partida.
Ya pasaron dos años desde que te fuiste y dejaste un vacío que todavía
no logro llenar.
Cuando te fuiste no tuve el valor de verte por última vez. Sabía que me
iba a destrozar verte así.
Ahora me arrepiento por no despedirme de ti.
Hoy daría todo por poderte abrazar por última vez.
Sé que a ti no te hubiese gustado verme así.
Quisiera poder platicarte todo lo que me ha pasado, aunque no me podrías
contestar.
Gracias por regalarme esos momentos maravillosos que vivimos. Me sentía
tan conectada a tu vida. Por eso duele aún tu partida.
Te digo adios y también mi corazón te dice que siempre te quise y te
sigo queriendo.
Con cariño
Esmeralda Reyes Burgos
Pd. Te extraño demasiado.
Toluca, México a 22 de septiembre de 2024
Querida hermanita:
Sé que solo nos vimos dos años. Sé también que tu
partida cambió mi vida. Qué triste es estar sin ti. Recuerdo cuando los
juguetes que nos compraban los compartíamos.
Hoy tus juguetes esperan junto a los míos. Aunque no
lo creas, tus juguetes te esperan. Te siguen esperando.
Me dicen mis amigos que por lo menos ellos tienen una
hermana. Yo, bajo mis ojos. De inmediato, se llenan de lágrimas.
Afortunadamente, mi mamá se embarazó de mi otra
hermanita. Así, Dios me concedió otra hermanita para que me acompañara y no
estuviera sola por el mundo.
Así que, amo a mis dos Betis. Betty, que vives en
algún lugar del cielo, te amo aunque ya no estés con nosotros. Betty, que
después llegó, te amo aunque no me hagas caso.
Betty, que habitas algún lugar con Dios, te platico:
hace algunos años te compuse una canción. Cada que me acuerdo de ti, te canto.
Mi Betty, bonita, te amo desde aquí, abajo, en la tierra.
Ahora estoy cumpliendo mis sueños de ser un artista en
canto.
Se despide de ti, quien te ama y recuerda con infinito
amor y cariño.
Berenice Rueda Viveros
Santiago Tlacotepec, Toluca, Estado de México a
22 de septiembre de 2024.
Querido
abuelito Papis:
Hoy se
cumplen 3 años desde tu partida, pero tu recuerdo y legado siguen vivos en mi
corazón y en el de nuestra familia. Aunque tu ausencia física duele, tu amor y
sabiduría permanecen conmigo.
Recuerdo
tus sonrisas, tus consejos y tus abrazos cálidos. Tu presencia en mi vida fue
un regalo precioso que atesoraré siempre. Me enseñaste a valorar la vida, la
familia y la tradición.
En estos
tres años, he echado de menos tus historias, tus risas y tus palabras de
aliento. Pero también he encontrado consuelo en los recuerdos que compartimos y
en la herencia que me dejaste.
Tu amor por
la tierra, la comunidad y nuestra familia es un ejemplo que sigo cada día. Tu
legado vive en mí y en los que tú amaste.
No te
preocupes por mí, abuelito, estoy bien. Sigo adelante gracias a tus enseñanzas
y a la fuerza que me diste. Sé que estás en un lugar mejor, libre de dolor y
sufrimiento.
Quiero
agradecerte por: Tu amor incondicional, tus consejos sabios, tus abrazos
cálidos, tus historias divertidas, tu ejemplo de integridad, tu fe y esperanza.
Gracias por
ser mi guía, mi apoyo y mi amigo. Tu amor y sabiduría me acompañarán siempre.
No te
olvido, abuelito. Estás en mi corazón y en mis oraciones. Que descanses en paz
y que tu legado siga inspirando a nuestra familia.
Con todo mi cariño y respeto:
Dulce María Valdés Romero
P.D.:
Siempre te llevaré conmigo. Vivirás en mi corazón y en mis recuerdos. Un día
nos volveremos a encontrar en un lugar lleno de amor y felicidad. Tu nieta Dulcesita.
Toluca, México, a
11 de septiembre del 2024
Querido tío:
Te quiero dar
gracias por ser mi segundo papá, por cuidarme y estar para mí cuando más te necesité.
Yo sé que ya han
pasado cuatro años de tu partida, pero aún no logro asimilar que te fuiste. A
todos nos dejaste un gran vacío en nuestros corazones.
El día que me
avisaron que ya no estabas con nosotros, yo no lo podía creer . Porque semanas
antes me dijiste que ya estabas mejor. ¿Cómo puede ser que la vida dé tantas vueltas?
No sabes la falta que me haces. Sólo quisiera volver el tiempo para volver a
verte y abrazarte muy fuerte y nunca soltarte. Pero el quisiera no existe.
Nunca olvidaré todo
lo que pasamos juntos, no tengo palabras para decirte que estoy muy agradecida
por todo lo que algún día hiciste por mí.
Ya nada es igual
sin ti en la familia. Las fiestas ya no son las mismas. Cada fiesta es más
triste sin tu presencia. Todos necesitamos tus risas y tus chistes.
Siempre fuiste un
tío muy alegre y siempre te recordaremos con la linda sonrisa que transmitías cada
que todos nos juntábamos en familia.
Espero con ansias
volver a verte y darte un abrazo muy fuerte y contarte todo lo que no pude
decirte. Siempre estarás en nuestros corazones y en los retratos.
La música que
escuchabas me recuerda demasiado a ti. Cierro mis ojos y en un camino de luz te
veo. Veo que te encuentras bien y que estás contento como siempre.
Cada día me
inspiras a ser una buena persona; como esa gran persona que fuiste tú. Eres mi
ejemplo a seguir. Estoy muy orgullosa de la gran persona que fuiste en vida;
así como todo lo que significas ahora que ya no estás aquí.
Nosotros no sabemos
qué fue lo que pasó. Cuál fue, exactamente, la razón de tu partida. Sólo Dios
sabe por qué hace las cosas.
A tu familia le
haces muchísima falta. Más a tu mamá, tus hermanos, tus cuñadas, tus sobrinos y
sobrinas, y lo más importante, tus hijas. Sol, te necesita más que nunca. Ahora
está creciendo y se da cuenta de las cosas. Salmita, tal vez, se dará cuenta
más adelante, cuando le expliquemos con detalles. Solecito, yo sé, que a veces
no puede. Pero tenlo por seguro, tío, que yo siempre voy a estar para tus
hijas. Tú no te preocupes, tus hijas están bien. Yo sé que las cuidas desde el
lugar donde estés.
Tu equipo de fútbol
te extraña. Extraña al portero que eras y siempre te agradecerán por los triunfos
que les diste. No hay una conversación de fútbol que no te mencionen. siempre
te recuerdan como el gran jugador de portería que fuiste.
Quisiera volver a
vivir, algún día, todos aquellos momentos que vivimos juntos. Tío, José Raúl,
te quisimos, te queremos. Recuerda que, siempre vivirás en nuestros corazones.
Te recuerda con
cariño
Jessy Linares
Vallejo